7 consejos para mejorar la eficiencia energética en el hogar

El gasto de energía en el hogar supone un buen desembolso de dinero, y también una contribución nada desdeñable a la contaminación del planeta.

¿Qué hacer? Simplemente, lo que podamos. Por suerte, si sumamos pequeñas acciones es mucho, y en numerosas ocasiones basta con conocer trucos tan sencillos como efectivos para hacer la diferencia.

En otras ocasiones, hay que reconocerlo, la eficiencia energética se escapa de nuestras manos. Bien por falta de presupuesto para hacer reformas o por una arquitectura del edificio que nos lo pone demasiado difícil, si no imposible.

Trucos y consejos para ahorrar energía

Aún así, teniendo en cuenta una serie de consejos prácticos lograremos mejorar la eficiencia energética. Si no todo lo que quisiéramos, sí en parte. Lo suficiente como para reducir la factura de la luz y, con ello, hacer un gesto eco-amigable.

En este post te damos diez consejos para hacer un uso más verde de la energía eléctrica en el hogar. También supondrá un ahorro económico que calentará tus bolsillos.

 

1. Atentos a las ventanas

El uso que hagamos de las ventanas se traduce en una mayor o menor efiencia energética. Son gestos tan sencillos como subir como bajar persianas, correr o descorrer cortinas, aprovechar la luz solar para trabajar, dejar que el sol caliente la habitación durante el día o impedir que el frío se cuele durante la noche…

Lógicamente, también hemos de controlar que estén bien cerradas y no dejarlas abiertas cuando hace frío más allá de lo necesario para ventilar la casa. Bastarán diez o quince minutos diarios para renovar el aire de una estancia.

Aislar las ventanas es sinónimo de ahorro energético, ya que evitamos las fugas. Tanto en verano como en invierno resultará muy eficaz para controlar y mantener la temperatura de nuestro hogar.

El doble acristalamiento en ventanas, por ejemplo, ayuda a reducir a la mitad el gasto de calefacción, un ahorro que podríamos aumentar tomando medidas complementarias.

2. Atención con las puertas

Al igual que ocurre con las ventanas, las puertas deben aislar cuando están cerradas. La mejor solución es una puerta o ventana nuevas que tengan un buen aislamiento ya de serie para reducir la pérdida de calor y frío por las rendijas.

Así pues, las puertas pueden ayudarnos a ahorrar energía. Junto con las ventanas, son claves para lograr un buen aislamiento general. De hecho, salvo que tengamos un buen aislamiento, abrirlas y cerrarlas según convenga servirá de poco.

Si nuestras puertas son un colador de aire las cintas selladoras son una forma sencilla de aislar. Entre puertas y ventanas puede perderse entre el 25 y el 30 por ciento del calor y del frío.

3. Un buen aislamiento

Recortar el consumo energético va más allá de puertas y ventanas. Un buen aislamiento es esencial para optimizar el rendimiento de los climatizadores.

Idealmente, una casa debe tener también un buen aislamiento en techos, paredes y suelos. Eso sí, para conseguirlo hemos de hacer obras o tener en cuenta su importancia a la hora de planear su construcción.

En el mercado hay un sinfín de materiales aislantes para techos, cubiertas, muros y tabiques, con distintos niveles de resistencia. Tengamos en cuenta que un mismo tipo aislante tiene distinto nivel de protección a nivel térmico y acústico.

Un aislamiento deficiente en techos, paredes y suelos puede suponer la pérdida de un 30 por ciento de la energía. Una fuga que también afecta a tu bolsillo en la misma proporción.

4. Evita el consumo vampiro

El consumo vampiro o fantasma de los aparatos que siguen gastando luz aún estando apagados (que no desenchufados) también es un despilfarro que no tiene ningún sentido.

Para hacernos una idea, en modo de espera los aparatos consumen en torno al 10 ó 15 por ciento de lo que gastan en condiciones normales. Tanto los que tienen piloto como los que no lo tienen. Por ejemplo, lavadoras, cargadores de móviles, reproductores de DVD o Blu-ray, televisiones…

Evitarlo significa tener la precaución de desenchufarlos cuando no están utilizándose, sin más, o utilizar una regleta con interruptor para hacerlo más cómodamente.

5. Priorizar la etiqueta energética

Al comprar un nuevo electrodoméstico prestemos atención a la etiqueta energética. Acostumbrémonos a darle la debida importancia. Más allá del precio, de promociones o de modelos, las clases A y A con pluses (A+, A++ y A+++) deberían ser prioritarias al tomar una decisión.

Si tenemos un electrodoméstico antiguo, incluso podría salirnos a cuenta cambiarlo. Sobre todo cuando son los de mayor consumo, como neveras, congeladores y lavadoras.

 

6. No abusemos del agua caliente

El agua caliente no solo sube el termómetro. También lo hace con la factura de la luz. Reducir unos pocos grados el agua de la ducha, del baño y lavadora, pongamos por caso, no supondrá un drama y lograremos nuestro objetivo.

En realidad, es cuestión de actitud. Solo hemos de ponerla en práctica, convertirla en costumbre y acabaremos automatizándola. Así de fácil, y la recompensa bien vale la pena.

7. Si nos seduce, atrevámonos

El aislamiento es clave para ser eficientes, ya lo hemos apuntado. Pero nos hemos dejado en el tintero la opción de las cubiertas verdes, una manera de aislar muy divertida, decorativa y ecológica.

No todo el mundo tiene un techo esperando recibir la visita de las plantas, el tiempo, la paciencia y el atrevimiento de hacerlo. Hacerlo, sin embargo, podría ser toda una experiencia.

Lanzarse significa preparar el tejado con el necesario aislamiento, y luego la alfombra verde multiplicará ese efecto aislante. Hecho con el debido asesoramiento, sin duda, es una de las maneras más eco-amigables y emocionantes de apostar por la eficiencia energética.


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